Es un sangrado entre la parte interior del cráneo y la cubierta externa del cerebro, denominada "duramadre".
Hematoma extradural; Hematoma epidural
Una hemorragia extradural a menudo es causada por una fractura en el cráneo durante la infancia o la adolescencia. Este tipo de sangrado es más común en las personas jóvenes, ya que la membrana que cubre el cerebro no está tan firmemente adherida al cráneo como lo está en personas de mayor edad.
Una hemorragia extradural se presenta cuando hay ruptura de un vaso sanguíneo, generalmente una arteria, que sangra luego en el espacio que queda entre la "duramadre" y el cráneo. Los vasos afectados con frecuencia se rompen por fracturas craneales.
Esto, muy a menudo, es el resultado de un traumatismo craneal grave, como los causados por accidentes de motocicleta o automóvil. Las hemorragias extradurales pueden ser causadas por sangrado venoso (de una vena) en los niños pequeños.
Un sangrado rápido causa una acumulación de sangre (hematoma) que presiona el cerebro, provocando un aumento rápido de la presión dentro de la cabeza (presión intracraneal). Esta presión puede ocasionar una lesión cerebral adicional.
Una hemorragia extradural es una situación de emergencia, ya que puede llevar a daño cerebral permanente y la muerte si no se trata. Asimismo, puede haber un empeoramiento rápido, en cuestión de minutos a horas, desde somnolencia hasta el coma y la muerte.
Se debe consultar al médico por cualquier traumatismo craneal que produzca, incluso, una pérdida del conocimiento leve o si se presentan otros síntomas después de dicha lesión (aun sin pérdida del conocimiento).
El patrón típico de síntomas que indica una hemorragia extradural es la pérdida del conocimiento, seguida de un período de lucidez mental y luego pérdida del conocimiento de nuevo. Pero este patrón puede no aparecer en todas las personas.
Los síntomas más importantes de una hemorragia extradural son:
Nota: los síntomas generalmente ocurren en cuestión de minutos a horas después de un traumatismo craneal e indican una situación de emergencia.
El examen neurológico puede indicar que una parte específica del cerebro no está funcionando bien (por ejemplo, debilidad en el brazo de un lado) o puede indicar incremento de la presión intracraneal.
Si se presenta aumento de la presión intracraneal, puede ser necesaria una cirugía de urgencia para aliviar la presión dentro de la cabeza y prevenir un traumatismo craneal mayor.
Una tomografía computarizada de la cabeza confirma el diagnóstico de una hemorragia extradural y señala la localización exacta del hematoma y cualquier fractura de cráneo asociada.
¡Una hemorragia extradural es una afección de emergencia! Los objetivos del tratamiento se concentran en tomar las medidas suficientes para salvar la vida de la persona, controlar los síntomas y minimizar o prevenir el daño permanente al cerebro.
Se pueden requerir medidas para brindar soporte vital al paciente. Casi siempre se requiere cirugía de urgencia para reducir la presión dentro del cerebro, lo cual puede incluir la perforación de un pequeño agujero en el cráneo para aliviar la presión y permitir el drenaje de la sangre del cerebro.
Los hematomas grandes o coágulos de sangre sólidos pueden requerir su extracción a través de una abertura más grande en el cráneo (craneotomía).
Los medicamentos administrados además de la cirugía varían de acuerdo con el tipo y gravedad de los síntomas y con el daño cerebral que se presente.
Se pueden utilizar medicamentos anticonvulsivos (como la fenitoína) para controlar o prevenir convulsiones o crisis epilépticas. Algunos medicamentos denominados "fármacos hiperosmóticos" (como manitol, glicerol y solución salina hipertónica) se pueden utilizar para reducir el edema cerebral.
Una hemorragia extradural presenta un alto riesgo de muerte sin una intervención quirúrgica oportuna. Sin embargo, aún con la atención médica oportuna, sigue habiendo un riesgo significativo de muerte y discapacidad.
Existe un riesgo de lesión cerebral permanente, ya sea que se trate o no el trastorno. Los síntomas (como las crisis epilépticas) pueden perdurar varios meses, incluso después del tratamiento, pero con el tiempo suelen volverse menos frecuentes o desaparecen por completo. Las convulsiones o crisis epilépticas pueden comenzar hasta dos años después de la lesión.
En los adultos, la mayor parte de la recuperación ocurre en los primeros seis meses, con alguna mejoría a lo largo de aproximadamente dos años. Los niños por lo general se recuperan de manera más rápida y completa que los adultos.
La recuperación incompleta es resultado de un daño cerebral. Otras complicaciones comprenden síntomas permanentes, como parálisis o pérdida de la sensibilidad (que comenzó en el momento de la lesión), hernia del cerebro y coma permanente, al igual que hidrocefalia normotensiva, que puede llevar a debilidad, dolores de cabeza, incontinencia y dificultad para caminar.
Acuda a la sala de urgencias o llame al número local de emergencias (como el 911 en Estados Unidos) si se presentan síntomas de hemorragia extradural.
Las lesiones en la columna ocurren a menudo con los traumatismos craneales, de esta manera si usted debe mover a la persona antes de que la ayuda llegue, trate de mantener su cuello inmóvil.
Llame al médico si los síntomas persisten después del tratamiento, incluyendo pérdida de la memoria, dificultad para mantener la atención, mareo, dolor de cabeza, ansiedad, trastornos del habla y pérdida de movimiento completa o parcial en parte del cuerpo.
Acuda a la sala de emergencias o llame al número local de emergencias (como el 911 en Estados Unidos) si se desarrollan síntomas después del tratamiento, incluyendo dificultades respiratorias, crisis epilépticas/convulsiones, disminución de la capacidad de respuesta, pérdida del conocimiento, pupilas dilatadas y desiguales en tamaño.
Una hemorragia epidural puede no ser prevenible una vez que se ha presentado un traumatismo craneal.
Para minimizar el riesgo de traumatismo craneal, utilice equipo de seguridad apropiado (como cascos de seguridad, cascos de bicicleta o motocicleta y cinturones de seguridad).
Siga reglas de seguridad apropiadas. Por ejemplo, no se lance al agua si la profundidad se desconoce o si hay posibilidad de que haya rocas. Tome precauciones de seguridad adecuadas en deportes, recreación y trabajo e igualmente conduzca con prudencia.
Biros MH, Heegaard WG. Head injury. In: Marx JA, ed. Rosen’s Emergency Medicine: Concepts and Clinical Practice. 7th ed. Philadelphia, Pa: Mosby Elsevier; 2009:chap 38.